jueves, 12 de septiembre de 2013

De Caracas a España con señales positivas

Finalizó el Premundial y es momento de análisis y pensar en frío todo lo sucedido en un nuevo torneo. El recambio albiceleste terminó mostrando mayores momentos buenos que malos, hubo irregularidad pero las finales que hubo que jugar se ganaron de buena forma. Un bronce que para varios significó mucho más que una medalla. Un torneo consagratorio y de crecimiento para varios. Puntos altos y lógicamente deberes que tendrá que seguir haciendo Argentina para ir superándose y llegar a España limando cuestiones de juego que por momentos preocuparon a propios y extraños. LA NOTA SOBRE NUESTRO ENFOQUE ACERCA DE LA SELECCION EN CARACAS. 


  Lo primero es lo primero. ¿Objetivo cumplido? Objetivo cumplido. Argentina fue a Caracas, aún con bajas como serio aspirante a quedarse con uno de los boletos y lo consiguió. El hecho de que los demás equipos sufrieron ausencias potenció al albiceleste para no quedarse por detrás y terminar bien alto como fue. Un Argentina que tuvo irregularidades y por momentos fallas de un equipo en formación. Lógicas sin dudas, pero fallas al fin. De todas formas, Argentina por momentos supo correr a un lado sus deficiencias y se apoyó en dos baluartes claves para obtener el boleto como Campazzo y Scola. Del capitán se esperaba lo que terminó siendo. Un jugador líder  anotador, rebotero, que muestre su chapa ante tanta juventud y en los momentos determinantes sea clave, como terminó pasando. Juegos ante Mexico, Venezuela y por sobre todas las cosas Canadá marcan el significado de un líder tremendo y talentoso como Scola. Después hablaremos de Campazzo que merece un párrafo a parte.

  Argentina debía mostrarse fuerte en la primera ronda y pasar con cierta comodidad, aunque costó por un nivel superior de sus rivales al esperado. Paraguay fue, con todo el respecto que no merece, un entrenamiento con público. Un equipo sin demasiadas aspiraciones, solo con la idea de probar jugadores jóvenes y tener un roce mayor. Así y todo Argentina dominó sin problemas mostrando algo que se vería luego. Mucha velocidad, un Campazzo que se adueñó rápido de la base y variantes de sobra para ilusionarse. Dominicana le puso los pies sobre la tierra. En un partido mas equilibrado, con mayor intensidad, y con el aro mas cerrado, Argentina se vio enredada y ahí aparecieron grietas en ataque, y parciales duros en contra para perder con claridad ya en el segundo encuentro.  

 Las dudas comenzaron a surgir. Venezuela y Mexico se mostraron fuertes y aparecían en el horizonte como rivales de mayor jerarquía. Buenas medidas sin dudas. Enfrentar al local fue todo un reto. Argentina continuó con problemas ofensivos. Variantes que estaban pero que no explotaban. Lamas rotó más el plantel en la primera ronda, donde varios jugadores respondieron y ese juego fue clave por la forma en la cual se desarrollo. Un tramite sumamente adverso y el corazón  el alma que puso el equipo para darlo vuelta. Mostró que cuando quiere, cuando se lo propone puede llegar a su meta. Defensivamente fue un saldo muy positivo y una victoria esencial. Con Mexico lo propio. Otro escenario, otro rival pero sumamente fuerte y para colmo invicto. En ese juego la ofensiva fue demoledora. Fue el mejor juego de Argentina siendo muy agresivo y con el perímetro como responsable. Si con algo contó el equipo a lo largo del torneo fue con un lanzamiento perimetral confiable, pero con la vieja frase de "a quien a hierro mata a hierro muere" que pasó por momentos. 

 La segunda y dura segunda fase mostró varios puntos para Argentina. Un comienzo muy difícil para enfrentar al mejor en la previa como Puerto Rico. Allí el albiceleste pasó de dominador a dominado. Rachas positivas y negativas que volaron por la cabeza de Lamas. Un boricua que supo desinflar a un Argentina que no pudo liquidarlo cuando fue necesario. El peor momento fue el partido con Jamaica. Un equipo caribeño con confianza que derribó a un Argentina sin la actitud ni la intensidad que mostró anteriormente. Ofensivamente muy pinchado, con pocos momentos de luces altas y un cierre que generó preocupación y mucha incertidumbre por lo poco que faltaba y las victorias que no llegaban. Uruguay y Canada fue la resurrección. Argentina sabia que estaba obligado a ganar y allí fue apareció lo mejor. El corazón  el factor H, la defensa y una ofensiva mejorada. Con los charruas fue la primera prueba bien superada con gol, buen juego en equipo, que cuando sucedió eso fue un equipo superior al resto. 

 Con Canada la final de las finales. Un mano a mano para llegar a España. Ese partido Argentina lo tomó literalmente como una final, un juego en el cual estaba en la mesa algo más que un boleto. Estaba en juego, prestigio, y demostrar que sin la generación Dorada también puede lograr cosas importantes. Asi fue. La defensa fue letal, un equipo que literalmente descolló en actitud, intensidad, y un Scola dominante. El capitan fue letal cuando más se lo necesito. Significó una victoria para todos. Una demostración de poder crecer sin los referentes. Igualmente faltaba la frutilla del postre. Una derrota con dolió menos ante Mexico, pero que molestó por el hecho de poder ganar cuando se estuvo tan cerca. El estado físico pasó factura y la potencia de los mexicanos hicieron el resto. 

 Finalmente el bronce llegó. Un equipo con gran vocación ofensiva, que cuando se le abre el aro es realmente demoledor y tiene la confianza para ganarlo. Jugadores que siguieron mostrándose, que hicieron los deberes para anotarse en la agenda de Lamas. Sin bien la defensa se tomó un descanso, el ataque fue el mejor del torneo, hubo rotación (muy pedida en juegos anteriores) y se definió a todo motor y con el sello del equipo. 

 Ahora bien... ¿Quienes fueron los pequeños grandes responsables de todo esto? Si bien todo el plantel mostró generalmente buen nivel, y es un logro de todos, el torneo significó un gran crecimiento para varios a la hora de evaluarlos. Facundo Campazzo fue el termómetro del equipo. Argentina jugó a su ritmo vertiginoso, y no solo se convirtió en un jugador enorme en ofensiva, produjo juego, defendió bien a jugadores experimentados y demostró que esta para dar un salto de calidad. Simplemente un crack. Un distinto. Selem Safar y Marcos Delia fueron estandartes. El escolta se ganó su lugar como el tirador puro y lo dejó bien en claro. Tomó confianza, defendió duro, fue el triplero del equipo, y un carácter de veterano y sangre fria para momentos importantes. El pivot de Boca fue la gran revelación  Muy asentado acompañando a Scola, anotando con comodidad, emergiendo en defensa, reboteando, y a pesar de no tener tantos minutos (Nadie sabe porque generalmente jugó solo el 1C) se mostró siempre bien predispuesto. 

 En un segundo escalón aparecen Juan Fernandez y Pablo Espinoza. Ambos se ganaron los minutos con mucho esfuerzo, pero cuando ingresaron fueron jugadores de gran nivel. Ambos muy polifuncionales en ambos cristales y haciendo excelente su trabajo. El "lobito" como doble base, anotando, defendiendo y haciendo jugar. El ex-Obras aprovechando su físico  sus largos brazos para defender y generar gol. ¿Hubo deudas? Si las hubo. Muchos esperábamos  y aún esperamos una mejor versión de Marcos Mata. El mejor alero de la Liga no pudo demostrar su abanico en ambos cristales. Defendió muy bien por momentos, fue muy positivo lo realizado lanzando de afuera, pero poco se vio del Mata demoledor en el uno contra uno y yendo hacia el aro. Esperamos esa explosión de un alero al cual se cree que puede darle mas gol a Argentina. Nicolas Laprovittola no pudo soltarse en la mayoría del torneo. El base no pudo reemplazar con criterio a Campazzo como se necesitaba. El ex-Lanus tuvo buenos momentos en la doble base, lanzando y pasando el balon, pero las perdidas le sacaron la confianza y no pudo imponer nunca su ritmo. Igual se lo espera, es el otro base de la próxima generación, de eso no hay dudas. 

 Un saldo sumamente positivo. Clasificar, poder jugar a buen nivel, mantenerse en el podio, generar nuevos jugadores con gran proyección. Muchas cosas para sumar y pensar en España. Siempre hay que pensar en mejorar, en crecer y no bajar los brazos. No nos olvidaremos de Jamaica, pero tampoco de juegos de carácter y gran demostración del Alma Argentina como ante Venezuela y Canada. El alma sigue intacta, como el corazón y nuestro básquet. El equipo esta en alza. Lo mejor esta por mejor. Al menos ese es nuesto pensamiento...