viernes, 7 de junio de 2013

La reestructuración del basquet argentino: cambia todo o no cambia nada

La AdC (Asociación de Clubes) ha dado un volantazo que se presupone histórico y que ha levantado polvareda: entre otras cuestiones, eliminó los descensos por dos años en la Liga Nacional como medida para buscar reestructurar las finanzas y la infraestructura de los clubes. ¿Qué se busca con estas medidas? ¿Qué tan eficientes pueden llegar a ser? ¿Por qué ahora? Todas las dudas, te las respondemos en las líneas que siguen.

 El básquetbol argentino se encuentra en una encrucijada hace algunos años. El poderío, económico y generador de recursos, de la denominada Generación Dorada ha sobrepasado exponencialmente a lo que pudo generar la competición local. “La Liga no supo aprovechar el caudal de cosas que generó la Selección”, dijo Carlos Delfino hace unos días. Y en ese camino van las modificaciones que buscan los popes de los equipos participantes de la Liga.

Pepe Sánchez, actual presidente de Estudiantes (BB), es el “iniciador” de todos estos cambios que a su vez él mismo está implementando en su club: mejoró su estadio convirtiéndolo en uno de los mejores, su club cumple una función social en su ciudad y además ha formado un equipo competitivo que mantuvo la categoría. Aquí es el punto central de la discusión: este paquete de medidas se toman con el concepto de que el dinero que se gastaba en jugadores para tener una plantilla que consiga resultados, se invierta en mejorar las instalaciones de los clubes. 

La Liga tiene un gran déficit operativo en cuanto a no saber cómo aprovechar el caudal de público generado por Scola, Ginóbili y compañía. Además, otro de los grandes puntos es la pobre imagen y difusión de la competición en cuanto al producto: algunos clubes no tienen las instalaciones adecuadas, pintadas, en condiciones aceptables, sin sectores de prensa competentes. Hay muy pocos partidos televisados y como si fuera poco, en el último tiempo se agregaron hechos de violencia que atentan contra la divulgación de nuestro básquet. Otro de los puntos bien polémicos es cuán atractivo y competitivo será el torneo si los equipos no van a descender. ¿Cómo harán los equipos para recaudar y traer gente a las canchas con partidos que no definen cosas y que el resultado es igual para uno u otro equipo?

No se sabe si esta idea se llevará a cabo de la manera en que fue concebida. Si de verdad sirve para hacer un cambio en ciertas condiciones de los estadios y demás cuestiones a desarrollar, bienvenido sea. Pero si el efectivo sigue sirviendo sólo para seguir acumulando jugadores estrellas en pocos equipos, las medidas tomadas no habrán servido para nada. Sólo queda esperar y hacerle caso a uno de los refranes más repetidos en nuestra vida cotidiana: tiempo al tiempo. 


 DAMIAN PUGLIESE
 TIEMPO SUPLEMENTARIO